El Trabajo social como profesional de la relación de ayuda, en salud mental atiende de forma coordinada las necesidades relacionales y sociales involucradas en la salud del niño y su familia, en el entorno comunitario más próximo.
Esta aportación constituye el tercer pilar del concepto desarrollado por la OMS de salud, en sus tres elementos bio-psico-social. De forma más específica tiene por objeto la intervención sobre los factores psicosociales que inciden sobre el proceso de salud del niño y la familia, a partir del diagnóstico social, tanto en su vertiente estructural (conformada por los factores en el entorno de convivencia que pueden/están influenciando en el proceso de salud) como relacional (tipo de relaciones sociales que se establecen). Así pues:
Acompaña a la familia en el aprendizaje de nuevos hábitos de relación social que favorezcan un desarrollo saludable. Los padres y/o cuidadores requieren de un apoyo profesional que refuerce los procesos de autocuidado en el entorno más próximo y consolide su empoderamiento social en relación a su estado de salud.
Facilita la incorporación de toda la unidad familiar al sistema de protección social, a través, de la orientación, asesoramiento y derivación a los sistemas formales (servicios comunitarios o de proximidad) e informales (grupos de autoapoyo, movimientos cívicos) de atención social creando una red de contingencia y normalización, con y para estos.
Incorpora al trabajo interdisciplinar en la salud mental, en todas sus fases (valoración, diagnóstico, tratamiento, seguimiento), los aspectos sociorelacionales que están influyendo en el proceso de salud-enfermedad, así como, las pautas de intervención que deben seguirse para su tratamiento biopsicosocial.
Por lo tanto, el rol del trabajo social como nexo entre el niño y su familia con el entorno social adquiere especial relevancia tanto en la prevención, atención y rehabilitación en los procesos de salud y enfermedad mental que se presentan.